ADQUIERE "EL MITO DE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA"

lunes, 27 de noviembre de 2017

"¡Ahí vienen los rusos!" (Revista Proceso, 26 de noviembre, 2017)

John Ackerman, "agente ruso" (tomado de Twitter)
John M. Ackerman

La andanada de acusaciones temerarias con respecto a la presunta "intervención rusa” en las elecciones de 2018 en México tiene el propósito de generar una cortina de humo para esconder la muy real injerencia ilegal que ya se encuentra en proceso desde Los Pinos y los Estados Unidos. Con base en mentiras y datos fabricados a modo, y como si todavía estuviéramos inmersos en la Guerra Fría, voceros del régimen, como Javier Tejado, Gabriel Quadri, Pablo Hiriart, Felipe Calderón, Shannon O’Neil y Fernando García Ramírez buscan sembrar el miedo y fomentar el pánico entre el electorado.

El propósito es alejar a los ciudadanos de las urnas y así perder la oportunidad de lograr un cambio político pacífico durante las próximas elecciones presidenciales.

Históricamente, Rusia y México, sus gobiernos y sus pueblos, siempre han tenido una relación de respeto mutuo. Aun en los momentos más álgidos de la Guerra Fría, en México nunca vivimos la histeria de la "amenaza rusa” o el pánico de "susto rojo” (red scare) donde cualquier persona u obra artística crítica podían ser censuradas por su supuesto apoyo al comunismo. Jamás existió un equivalente mexicano al paranoico senador Joseph McCarthy, quien desde el Congreso norteamericano encabezó una cruzada que arruinó miles de carreras profesionales bajo la mera sospecha de tener algún vínculo con Rusia.

Al contrario, si bien México siempre se ha ubicado firmemente dentro del sistema capitalista y ha mantenido relaciones cercanas con Estados Unidos, antes no permitíamos que las paranoias estadounidenses afectaran nuestras relaciones con otros países. Siempre mantuvimos relaciones diplomáticas con la Cuba revolucionaria, por ejemplo, y México jugó un papel muy importante en la mediación de los conflictos centroamericanos durante los años ochenta, particularmente en El Salvador.

La histórica Doctrina Estrada, o el "principio de no intervención”, surgió precisamente de la necesidad del gobierno mexicano de pintar su raya con respecto a la política internacional intervencionista y neocolonial de Estados Unidos. "Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, reza la frase célebre de Benito Juárez que todo México aprende desde la primaria...

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